13 de septiembre de 2017

La desperonización de Argentina

El recibimiento de Benjamín Netanyahu por parte del Gobierno Nacional es un retrato que devela el grato vínculo de Mauricio Macri con el Estado de Israel y la ausencia del poder que el peronismo mantuvo entre 2003 y 2015.


Por Daniel Péndola | “Sin prisa ni camisa / van los negros como misa / el esclavo se organiza”, relata la banda Científicos del Palo en el tema “El génesis peronista”, refiriéndose al multitudinario reclamo de los obreros por la liberación de Juan Domingo Perón el pasado 17 de octubre de 1945.

Pero no solo creó un lazo afectivo con sus “cabezitas negras”, no solo fue “el primer trabajador”. Perón fue un líder que pretendió ubicarse en una tercera posición, sin ser de izquierda ni derecha, con la intención de luchar contra la sinarquía que unía a Estados Unidos, Inglaterra, Israel y la masonería.

En esa confrontación, el ex presidente nacionalizó el Banco Central que estaba bajo el dominio de los Rothschild, quienes además de convertirse en uno de los más influyentes linajes de banqueros a nivel mundial a partir del siglo XIX, fueron activos colaboradores de la creación del Estado de Israel.

La decisión llevada a cabo por el General Perón buscó un mecanismo que permitiera al país contar con medios de financiación que no estuvieran supeditados a los intereses del capitalismo foráneo. Dicho ideal de soberanía fue tomado posteriormente por el kirchnerismo durante sus 12 años en el poder con medidas que pretendieron favorecer a la industria nacional.

Paradójicamente, la relación de los Kirchner con el gobierno de Israel no fue para nada agradable. De hecho, Cristina Fernández rechazó en 2015 la invitación de su embajadora para asistir a un acto en homenaje a las víctimas del atentado a la AMIA y manifestó que ese Estado "jamás se presentó como querellante en la causa de la Embajada".

Por su parte, Mauricio Macri aprovechó las diferencias y se reunió en 2014 con el primer ministro Benjamín Netanyahu para expresarle su oposición al memorándum de entendimiento con Irán impulsado por Cristina, quien hasta fue acusada de “traición a la patria” por dicho documento.

Finalmente, Netanyahu llegó a la Argentina como le había prometido a Macri en un encuentro en Davos y participó de un acto realizado en el auditorio de la AMIA, donde responsabilizó al régimen de Teherán por los ataques contra la embajada de Israel.

No caben dudas. El primer ministro mantiene un estrecho vínculo con el presidente argentino, a diferencia de la tercera posición adoptada por el peronismo que hoy mira desde afuera como el fenómeno Cambiemos avanza en su relación con los israelíes.

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