14 de junio de 2016

"No existen hechos, solo interpretaciones"

Los periodistas más conservadores insisten en apostar a la imparcialidad y evitar de esta manera mostrar su ideología y postura política, pero ¿es posible ser neutral o es sólo una falsa ilusión que se pretende instalar? ¿Existe una sola realidad de los acontecimientos?


Por Daniel Péndola | El lingüista Van Dijk afirma que el discurso periodístico es impersonal porque no está expresado ni producido por un único individuo, sino por organizaciones institucionales, aunque esto no quiere decir que esté libre de subjetividad.

El holandés echa por tierra la existencia de un estilo “neutro”, puesto que el uso del lenguaje no es posible sin reconocer una posesión definida e incluso la elección de las palabras juegan su papel porque tienen una intrínseca relación con las actitudes e ideologías del hablante.

El filósofo Schopenhauer aseveraba que el estilo no es otra cosa que “la fisonomía de la mente”, criterio al que ya había hecho referencia Buffon cuando acuñó que “el estilo es el hombre mismo”, es decir, no es más que una proyección de la propia personalidad que tiene cada sujeto.

Foucault se apoya en la tesis de Nietzsche: «No hay hechos, hay interpretaciones», para explicar que el poder es el que dispone de los medios de comunicación para imponer sus intereses a los demás. con el fin de dominar las voluntades y las conciencias en beneficio propio.

En los últimos años, esta tesis es utilizada por los poderes institucionales para tratar de manejar los medios y así difundir repetidamente la versión que estratégicamente les benefician, con el fin de alcanzar los objetivos de control de masas y sacar ventaja políticas y económicas.

El discurso periodístico no está exento de diversos puntos de vista ni de juicios del valor. Por lo tanto, la objetividad es, tal y como lo define el científico austríaco Heinz von Foerster, “la ilusión de que las observaciones pueden hacerse sin un observador”.

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