7 de diciembre de 2015

Frente al enojo, la autocrítica

Cuando las personas poseen un alto grado de irritabilidad, el remedio que proponen diversos especialistas es dejar de lado los prejuicios, comenzar a cambiar sin fijarse en los demás y asumir la realidad, a fin de que los antidepresivos sean el último recurso.


Por Daniel Péndola | El malestar de no alcanzar la figura deseada, la utilización de estupefacientes y la presión que recibe la gente desde sus superiores son estímulos negativos que se convierten en problemas que rondan sobre un círculo vicioso sin solución.

De hecho, los ciudadanos son fieles testigos de la influencia negativa que cobran desde los medios de comunicación, pues adopta una cultura propia del enojo, según la doctora Esther Díaz. Es más, al subir a un taxi que tiene la radio encendida, de seguro que aparece oportunamente un periodista con motivos para criticar continuamente.

Díaz sostiene que todo se remite a una falta de ejercicio de la autocrítica y propone “buscar el aspecto positivo de aquello por lo que nos quejamos tanto” y pasar a ser críticos de nosotros mismos para solventar esta situación.

Además, en ese contexto se deberá comenzar a tener en cuenta las opiniones de los demás, dado que la sociedad vive enroscada "en un círculo vicioso, donde hay algunos que se declaran dueños de la verdad”, y resulta desfavorable para la población y la democracia.

Por su parte, la doctora en psiquiatría Gabriela Moreschi explicó que el enojo tiene lugar cuando algo no satisface las necesidades, creencias o deseos y la consecuencia es una frustración que se construye sobre la bronca y agresión.

Al trasladar los problemas hacia el otro se alteran los estados de ánimo de manera colectiva, donde el enojo escéptico del descreído aumenta el consumo drogas y se inicia una desolación que el cuerpo no puede resistir.

La doctora sostiene que “no alcanza con sacar afuera la bronca, la angustia o los pensamientos negativos”, se debe replantear si aquello que se busca está o no al alcance, puesto que “saber hacer el duelo es desterrar el enojo”.

No obstante, hay que estar atento frente a las personas enfadosas, porque a primera vista son un tanto intolerables e irascibles pero detrás de su postura podrían padecer un cuadro depresivo severo. Sus críticas no son más que un pedido de auxilio.

“Cuando alguien se enoja seguido es que carece de idoneidad para manejar la situación”, señala el doctor Marcelo Hernández, quien sostiene que “aquel que tenga la inteligencia introspectiva, reflexión y autocrítica podrá avanzar sin problemas en un tratamiento psicoterapéutico adecuado para revertir la creencia y la emoción que lo desajustan”.

En el caso de que detrás de los estados de irascibilidad se esconda algún tipo de depresión deberá recibir medicación, ya que existen situaciones que exceden la salud del paciente. De todas formas es un punto al que hay que evitar llegar.

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