6 de agosto de 2015

Gotas en formas de llanto

River goleó 3 a 0 a Tigres en la final de la Copa Libertadores de América, convirtiéndose campeón por tercera vez en la historia luego de 19 años, en una noche donde llovieron las lagrimas de todos los hinchas.


El corazón del pueblo millonario exalta de alegría, acompañado de emociones, palpitaciones y una piel de gallina más erizada que nunca, puesto que transcurrieron sensaciones imposibles de describir al cumplirse un sueño que hasta hace poco no se podría haber imaginado.

Luego de volver a primera de la mano de Almeyda y de conseguir el torneo local con Ramón Díaz, Marcelo Gallardo llegó a River para dar su primer paso con la Copa Sudamericana, marcar su sello en la Recopa y finalmente consagrarse campeón, nada más ni nada menos, de la Copa Libertadores.

La final

El partido se caracterizó por un juego brusco con grandes presiones de parte de ambos equipos, con faltas e infracciones constantes y un Tigres que al inicio demostraba porque estaba en la final, ya que atacaba mucho más que el Millonario y el arco de Barovero por momentos corría un leve peligro.

Pero River logró sorprender cuando menos se lo esperaban con un cabezazo de Alario que terminó en un golazo, producto de una excelente jugada de Vangioni que embaló por la banda izquierda hasta arremeter con un magnifico centro a los 44 minutos del primer tiempo.


Alario, contundente en los momentos claves de la Copa.
A continuación, River Plate jugó la segunda parte de manera defensiva al cerrar los espacios y el rival, con la lluvia en su contra, entorpeció su juego hasta llegar a cometer una falta en el área que terminaría en un penal para los millonarios, quienes de la mano de Sanchez transformarían otra anotación.

El plantel del muñeco, quien no participó del encuentro por la suspensión que obtuvo en México tras ser expulsado en el partido de ida, ya sentía la Libertadores en sus manos, pero fue a partir de la definición de Funes Mori cuando Tigres quedó desorientado y el estadio comenzó a festejar anticipadamente.


Barovero y Cavenaghi, figuras esenciales.
Gracias por esta alegría

River volvió a ser River, el más grande de Argentina. Pasó por una fase de grupos que al principio aparentaba ser algo imposible de superar, derrotó a Boca, Cruzeiro, Guaraní y finalmente venció a Tigres con goles de Lucas Alario, Carlos Sánchez y Ramiro Funes Mori.

Cuando el árbitro puso fin al encuentro, el desahogo se hizo incontenible, pues el sueño de la gente se cumplió después de 19 años por los que han tenido que pasar diferentes etapas, pero que al fin y al cabo el tiempo se los devolvió con gloria, cambiando lo amargo por miel.



La lluvia eran gotas en forma de llanto, una marea recargada de emociones en un monumental que gritaba “dale, campeón” luego de grandes hazañas conseguidas, desde la vuelta a primera gracias a Almeyda hasta ser campeones de América con un equipo comandado por Marcelo Gallardo.

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